
trata las superficies
El fuego destruye, pero también origina vida. Su influencia da lugar a una metamorfosis que Stefan Knopp ha aprovechado para desarrollar el método especial con el que trata las superficies.
Trabaja la madera carbonizándola con una llama a más de 1000 grados: de esta forma aparecen grietas, se revelan tensiones y surgen estructuras duras. La superficie adquiere un tacto irregular pero suave, que enfatiza aún más la expresividad de la madera. A continuación, aplica resinas, aceites y diversos tipos de cal para acabar el trabajo, que una vez más convierte el árbol en una creación única.


La rosa de Jericó parece mustia y marchita. Pero en cuanto entra en contacto con agua, empieza a moverse. Cambia su forma y florece. Con la madera ocurre exactamente lo mismo.
Después de que Torben Hansen, otro entusiasta de la madera, le enseñara sus técnicas artesanales, Stefan Knopp comenzó a experimentar con el agua. Pronto se convirtió en un universo de posibilidades inagotables, ya que cada madera reacciona de una forma y cada parte del árbol se expresa a su manera.
Al mojar la madera, se abren sus poros. Stefan Knopp aprovecha esta reacción para aplicar pigmentos especiales disueltos en agua: un lavado de cara con el que la madera cobra vida. Se trata de una técnica que va más allá de la superficie y que penetra en el alma de la madera.